domingo, 10 de julio de 2011

Agárrate a esta sensación.
Haz fuerza y no la dejes escapar,
no es cuestión de retenerla
sino de liberarla.

Aprieta las manos,
deja que las huesos que conforman tus dedos
crujan, se dañen y se rompan.
¿Por qué no?

Los dientes chirrían con la fricción
del movimiento de la mandíbula desencajándose.
Grita si un impulso te lo indica
y deja que las cuerdas vocales estallen.

Los dedos de los pies vibran,
no te empeñes en paralizarlos
y sumérgete en la descarga de este cortocircuito.
Siente como todo tu cuerpo convulsiona.

Déjate ser animal salvaje.
No retengas presionada a la razón
porque tiene forma de afilada cuchilla
y de la propia presión de tu cuerpo te desangra.

Saluda a la cordura de tu locura irracional.
Vomita la podrida basura que te carcome el estomago,
desprenderte de todos los fluidos
que permanecen estancados en tu cuerpo.

Agárrate a esta sensación.
Haz fuerza y no la dejes escapar,
no es cuestión de retenerla
sino de liberarla.

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