debo admitir que siento miedo, porqué el resultado de ir desconstruyendome y de ir encontrando lo que quiero que me construya, el resultado de estas múltiples posiciones en las que me reafirmo cada vez con mas fuerza y con menos culpa son, en su mayoría, muy alejadas de la "normalidad". sí, sé que es lo de siempre, sé que nunca he entrado en esa normalidad y he sido tachada de monstruito desde pequeña, pero este último año a ocurrido algo, un giro de forma de estar, un giro en la forma de mirarme a mi misma y decirme como quiero tomarme.
después de mi turbulenta adolescencia de niña chunga pasé una larguísima temporada aislándome y rehuyendo de esta monstruita, poniendo cara de "buena" (ejem!), agarrando de la mano a mis salvadoras o agarrando a quien me ayudara a no sentirme una "zumbada" (pero esto último a veces también puede crear el esconderse de una misma) y también en esta temporada me dió por tomar a mi parte chunga muy de vez en cuando, en mis ratos tristes, en mis efímeras euforias, en momentos de escribir, de beber, en fugas de momentos insuperables... ahora la monstruita ha mutado a monstruo y ha hecho de su imagen una forma de mostrarse al mundo.
el principal cambio ha sido dejar de tapar aquello que a la mayoría del mundo no le hace gracia; dejar de autoconvencerme que soy quien no soy; dejar de creerme aquello que me dicen quienes no son como yo; dejar de intentar sacar de mi mis lados oscuros y aceptarlos, porqué son los que mas me identifican; escuchar y sentir quienes están cerca, compartir esto con quienes me entienden; no temer a perderme por esos suburbios oscuros que me han intentado convencer que no son buenos para mi, porqué creo que debo reconocer y mostrar al mundo que llevo toda mi vida viviendo en suburbios a escondidas; he mostrado mucho tiempo tener controlada cada parte de mi y ya estoy harta del control. voy a hacer de mi mi experimento. no voy a ser el experimento de ninguna buena masa de gente maja, ni de una experta en psiquiatría, ni de una familia convencional regida por las apariencias, ni del formalismo, ni de los cuidados que se convierten en puñales.
la monstruita quiere hablar y va a cortar con una afilada cuchilla los hilos que cosen sus labios
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