lunes, 29 de agosto de 2011

"La vida da muchas vueltas"

Ya había oído varias veces esa famosa frase: la vida da muchas vueltas. Pero esta vez era la primera que sentía que sí, que efectivamente, la vida daba muchas, muchísimas vueltas. El cumulo de decisiones que tomaba, presentadas en forma de curvas, rotondas e intersecciones varias, alternaban constantemente su ruta convirtiendo la vida en un entretenido camino de lo más versátil.

Cabe destacar que junto a las decisiones también intervenían las emociones. Éstas eran las que determinaban en cada tramo si los caminos se hacían en llano, de subida o de bajada. Ante ciertos cambios las emociones jugaban un papel muy importante. Pues si, por ejemplo, tomaba la decisión de girar por una curva para tomar una autopista y así avanzar lo más rápido posible hacia lugares distintos, las emociones se distorsionaban creando una leve o elevada subida o bajada, dependiendo de los movimientos en cada cambio o de cuales fueran las decisiones tomadas.

Ésta última vez se había dirigido hacia el centro de una caótica ciudad donde el tráfico estaba muy alterado por la multitud de curvas, rotondas e intersecciones. Además, también había un exceso de vehículos que, muchos de ellos, aún y estar circulando por los mismos lugares, no tenían comunicación alguna por culpa de una especie de hermetismo social. El abundante movimiento de la ciudad le generaba nerviosismo y le aumentaba sus ansias de movilidad; pero el individualismo y la hermeticidad, junto con la falta de cuidado y de dejar pasar a quienes aún llevan la L del primer año de carne de conducir, le producía malestar, inseguridad y ganas de encerrarse en un garaje a esperar que las arañas hicieran nidos y a que los gusanos se carcomieran toda su estructura.

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