oda a mi psiquiatra

¿El constante retorno a mi pasado oscuro? Para tí, querida psiquiatra, este pasado mio siempre vuelve, porqué según dices mi trastorno no cesa de querer una constate búsqueda de intensas sensaciones.
Busco el riesgo.
Busco el límite para sentirme viva,
quiero vivir de emoción en emoción, todas ellas fuertes
y esta necesidad de dolor se manifiesta en mi de diferentes formas.

¡Capulla!
¿y que pasa cuando todo eso se vive bien?
Te hablo de mi bienestar y lo conviertes en basura
eres tan asquerosa...

odio ese bajo tono de voz forzado, para no perder tus papeles de mojigata sabelotodo, que trata a sus queridísimxs pacientes enfermxs mentales como si fueran imbéciles

¿desequilibrio por no tener un sitio fijo, un alquiler con agua caliente, una polla practicandome el metesaca y una mierda de relación estable con proyecto de hijos y matrimonio?

Te escupiría en la cara
mira, bonita, tú si que me haces sentir viva
tan y tan viva que mi hiperactividad vital no puede dejar de imaginarme colgándote del techo como a un jamón
atándote de pies y manos,
te arrancaría los ojos cumpliendo mis dos fantasías favoritas: un ojo con una cuchara y el otro con mi mano, con mis dedos,
llenaría esos huecos sangrientos con sal y limón
o mejor, me haría un tequilazo en ellos, a tu salud

¿que te parece todo esto?
¿A que estoy zumbada?
esa podría ser una buena forma para que me diagnosticaras al detalle, con más exactitud, todas mis chaladuras
si quieres, podría hasta dejar que me claves con agujitas todas esas etiquetas que dicen tus repugnantes libros de psiquiatría
¿y ahora qué? ¿Pasé de masoca a sádica?

Vaya, que ambigüedades esas para ti... ¿en qué trastorno encaja ahora todo esto?