domingo, 19 de diciembre de 2010

FURIA

"Cuando te enfrentas a una de nosotras ¡te enfrentas a todas! pasa la palabra, hermana" (WITCH)



Borracha de impotencia ando en eses por la frontera entre la rabia y la tristeza. En momentos se me cierran todos los orificios, los oídos no oyen más que mi muda voz, mis labios se han petrificado inmóviles a cualquier susurro, mis manos no responden porqué mi mente ha perdido la capacidad de conectarse con mi cuerpo, en este lamentable estado de profunda pequeñez atreven a asomarse algunas dolorosas lágrimas… y me sumerjo en mi mente, buceo encontrando pensamientos que me muestran cual es nuestra lucha y me ahogo pensando que nos han derrumbado, que nos vencen…



Mi negatividad me irrita y me deslizo hacia la otra curva de la ese. emerge mi fuego interno, capaz de quemar todo lo que se encuentra por delante; mis gritos son capaces de romper hasta mis propios tímpanos; mi cuerpo se acelera y mis puños se endurecen. Es tanta la furia que puede poseerme cuando siento que nos tocan. Te han tocado, sabemos que cuando nos tocan a una nos tocan a todas, pero lo cierto es que ahora te han tocado a ti y tenemos que seguir con esta enorme rabia de derrumbar bombardeando el puto sistema. Tú me has enseñado que la furia existe y que es vital para luchar, tú que me transmites la importancia del colocarse, de sentir los momentos y los procesos, de legitimizar que a veces la cagamos pero que así somos, que así actuamos y que no, que no tenemos que ser perfectas, eso ya nos lo han impuesto demasiadas veces. Ahora, danzando por la rabia y la tristeza, todo con una enorme base de impotencia, quiero que me sientas a tu lado, que aunque a veces nos enfriamos siempre podamos volver al calor de la manada.


En este camino en el que nos cruzamos, nos separamos, nos volvemos a encontrar… hay momentos en el que nos tambaleamos, en los que debemos agarrarnos, fortalecernos unidas. Yo estoy aquí para que me agarres cuando quieras, cuando puedas, cuando sientas que lo necesitas.







He tomado prestada esta imagen de tí, porqué es muy tuya, muy nuestra!

Aunque nos colapsen la impotencia y las dudas...no dudemos de que ¡nos tocan a una, nos tocan a todas!



lunes, 13 de diciembre de 2010

Es una tarde oscura y fría de un domingo de otoño. Estoy sentada en un rincón de la única cafetería abierta en la zona. Qué suerte que sea ésta porqué es la más acogedora, caliente y tranquila y tiene la luz perfecta para este momento: ni demasiado luminosa como para tapar la tarde, ni demasiado oscura como para bloquearla y alimentar su aire melancólico, creando un pozo de tristeza. La pared de mi izquierda se divide en dos materiales distintos, de mi cuello hacia abajo es de madera, una madera blanca desgastada; y de mi cuello hacia arriba es de cristal. A través del cristal puedo observar dos realidades. Una está formada por todo lo que existe y sucede detrás del cristal: la calle, gente de todo tipo paseando, los coches, luces en movimiento, árboles ondeando sus hojas por el aire, la humedad de la hierba, el suelo mojado de haber llovido, el frío en las caras y en los gestos encogidos, los andares acelerados por las ganas de llegar a un lugar caliente, incluso puedo ver figuras de personas que no están, productos de mi imaginación, también puedo leer en un grande edificio: “Palacio de la Justicia”. Sí, estoy delante del palacio de la justicia, me parece curioso… hay palabras que no acabo de entender, no sé porqué será…. La otra realidad que me muestra el cristal es el reflejo de lo que está dentro de la cafetería. Como siempre ocurre en los cristales, lo que más se ve es el reflejo de las luces. Puedo ver por el cristal que encima de la barra hay cinco lámparas colgando del techo, están justo al mismo nivel que las hojas del árbol que se encuentra en el exterior del local. Parece que puedan formar parte de lo mismo, que ambas realidades puedan solaparse y que las lámparas puedan realmente, por naturaleza, colgar del árbol de la calle. Supongo que éste es el constructo de mi propia realidad, lo que yo construyo es lo que yo vislumbro e imagino. Es duro tan solo poder ver lo que está en nuestro espacio físico a través de un cristal por un opaco reflejo y que lo que a una le remueve por dentro forme parte de otro espacio físico. Si creyera totalmente que los espacios y las realidades pueden solaparse, construiría constantemente mundos inimaginables, mágicos, surrealistas e incoherentes. Quizá serían esas realidades, al ser creídas y vividas, el principio de mi locura. Analizándolo bien… sí esto es así, debo decir que creo que ya estoy completamente loca y qué no tengo remota idea de cuál es el fin de esta locura, que mis ojos ya visualizan diferentes realidades que se solapan constantemente. Mi cuerpo se encuentra a menudo entre diferentes espacios aparentemente inconexos, mis sensaciones navegan por diferentes mares qué contienen diferentes aguas y que éstas, a su vez, se mezclan; es más, me atreveré a decir que en este perderme de realidad en realidad, a menudo me dirijo hacia un abismo. Ando con los ojos ciegos y de puntillas por encima de un hilo muy muy fino, que se empequeñece cuando más lo piso. Voy perdiendo la noción de la “realidad”. Bailo una danza que no tiene un ritmo fijo, más que el ritmo que yo marco y así puedo ir construyendo todo un mundo paralelo de autoengaño y de dolor. Pero de tanto pisar, de tanto construir encima de un hilo que se empequeñece y se debilita me dirijo hacia el caos y hacia la destrucción. Y así… así hasta la muerte.

Mientras me pierdo entre estas palabras que van evocando pensamientos y sensaciones según me va viniendo en gana y cuyo discurso va tomando diferentes caminos, tonos, ritmos… un golpe de aire frío me desconcentra de la escritura, alguien ha abierto la puerta que tengo enfrente y la sensación del aire helado travesando mi cuerpo en forma de escalofrío me ha hecho reaccionar. Percatarme justo ahora de la existencia de una puerta y el repentino golpe de aire fresco me da que pensar que a veces suceden cosas que nos abren paso de una realidad a otra y que siempre hay puertas que comunican los distintos mundos; a veces, en momentos de lucidez, una misma puede darse cuenta que existen puentes entre las realidades y que aunque estos puentes puedan balancearse están y permanecen para poder travesarlos con los pies en el suelo y con los ojos bien abiertos, observando cada realidad, analizándola meticulosamente para poder entenderla, para ver cómo reacciona el cuerpo en cada experiencia, para entender las múltiples formas de actuar y dejarse a una misma ser; palpar las diferentes realidad, conectaras y hacerlas verdaderamente reales, dándoles a cada una su momento, su tiempo y su lugar.

¿Es esto posible?

No espero respuesta. No ahora.