lunes, 29 de agosto de 2011

"La vida da muchas vueltas"

Ya había oído varias veces esa famosa frase: la vida da muchas vueltas. Pero esta vez era la primera que sentía que sí, que efectivamente, la vida daba muchas, muchísimas vueltas. El cumulo de decisiones que tomaba, presentadas en forma de curvas, rotondas e intersecciones varias, alternaban constantemente su ruta convirtiendo la vida en un entretenido camino de lo más versátil.

Cabe destacar que junto a las decisiones también intervenían las emociones. Éstas eran las que determinaban en cada tramo si los caminos se hacían en llano, de subida o de bajada. Ante ciertos cambios las emociones jugaban un papel muy importante. Pues si, por ejemplo, tomaba la decisión de girar por una curva para tomar una autopista y así avanzar lo más rápido posible hacia lugares distintos, las emociones se distorsionaban creando una leve o elevada subida o bajada, dependiendo de los movimientos en cada cambio o de cuales fueran las decisiones tomadas.

Ésta última vez se había dirigido hacia el centro de una caótica ciudad donde el tráfico estaba muy alterado por la multitud de curvas, rotondas e intersecciones. Además, también había un exceso de vehículos que, muchos de ellos, aún y estar circulando por los mismos lugares, no tenían comunicación alguna por culpa de una especie de hermetismo social. El abundante movimiento de la ciudad le generaba nerviosismo y le aumentaba sus ansias de movilidad; pero el individualismo y la hermeticidad, junto con la falta de cuidado y de dejar pasar a quienes aún llevan la L del primer año de carne de conducir, le producía malestar, inseguridad y ganas de encerrarse en un garaje a esperar que las arañas hicieran nidos y a que los gusanos se carcomieran toda su estructura.

lunes, 15 de agosto de 2011

Paradoxia - Lydia Lunch

Increíble alucinante impresionateeeee, uno de los mejores libros que he leído y con este ya definitivamente voy a empezar a mencionar los libros que últimamente he estado leyendo y que no he mencionado en el blog (no sé qué me pasa pero me entran las vergüenzas con estas cosas… pero se acabó! :))

Pues eso, acabo de leer PARADOXIA de Lydia Lunch. Ahora hacía ya unos mesecillos que no me enganchaba tanto un libro, y menos a una novela… me ha fascinado realmente todo de este libro. Me he asustado un poquillo porqué me he puesto a reflexionar en qué cuando mas conectas con perversidades más evidencias lo perversa, viciosa y retorcida que eres… pero luego le he dado en un plis-plas la vuelta y con una sonrisa de oreja a oreja me ha orgullecido lo gratificante que es cuando ves que las perversidades se comparten!

Dejo algún fragmento que he subrayado para que os motivéis y animéis a leerlo porque es todo un referente… (Ya estoy yo con mis subidores y mis emociones de cuando algo me entra muy adentro :D )

“Yo no soy diferente. Salto de cabeza dentro del coche de cualquiera, me introduzco un poco en su noche, en su vida, simplemente para olvidar la mía. Simplemente para forjarme una nueva identidad durante unas pocas horas. Un corto descanso de mi propio caos. De mi propia monotonía.”

"La prostitución era, para mí, la libertad definitiva. Una pantalla vacía en donde proyectar la imagen deseada. Un desvío de la realidad. Un lugar en el que yo podría distanciarme de mí misma. Me disolvía en un leve disfraz repleto de alias, de juegos, de falsas direcciones e identidades. Los hombres a los que rendía servicios me daban pena. Tenía mas respeto por ellos que la mayoría de mis otras compañeras. Todo era cuestión de equilibrio: una les vende una fantasía durante treinta minutos o una hora. Ellos pagan por el servicio. Una consigue lo que necesita. Dinero. Y luego se van. Nadie da por culo a nadie. Nada de hacer de canguro. Nada de tenerles la mano. La mayor parte de los hombres estaban demasiado necesitados. Desesperados. Dependientes. Jovencitos, incapaces de asesinar a la niña que llevan dentro. Siempre pidiendo amor, compasión. Atención constante. La confirmación de su hombría. El reconocimiento sexual. La veneración fálica. Como cualquier cliente, sólo que lamentaban tener que pagar por ello. Pero aún así terminaban esquilmados. De una manera u otra."


“El dolor físico extremo lo eleva a uno al estado zen, que desconecta con todo lo demás.”


“Ninguna salida. De uno mismo. Hay que aprender a jugar con las cartas que uno tiene. Que es preciso aprender, aunque no guste, que el mundo no le debe a un nada. Ninguna razón, ninguna excusa. Ninguna disculpa.”


“Pasamos el fin de semana en un nirvana sexual. Rendidos a la libertad de censurar todo en nuestra mente, excepto las sensaciones más sensuales. Una unión de otro mundo que abrió las puertas celestiales para que desapareciéramos tras ellas durante días. Imposible regresar al tiempo del reloj mientras seguíamos bañados en luz fluorescente, curándonos de una purga psíquica.”


“He sido tratada de loca, sociópata, desquiciada, lunática, chalada, demente, cruel, perra, ladrón, zorra, puta, paranoica maníaco-esquizofrénica… perversa, fría, calculadora, robot alienígeno controlador. Todo ello por gente que me amaba o decía o pensaba que me amaba. Aunque probablemente jamás me conocieron. No conocieron mi verdad interior. Únicamente lo que yo les permití conocer. Sólo un poco.”


Y ya no pongo más de lo que tengo subrayado que si no le quito emoción…

domingo, 14 de agosto de 2011

Barcelona en verano

Estoy sentada en el sofá de esta casa que no me pertenece y que mezcla sentimientos de distancia, nostalgia y soledad. La convivencia no es fácil, menos las estancias cortas (espero) que surgen del retorno a un lugar. Convivo con mi madre o, mejor dicho, sobrevivo a la convivencia con ella momentáneamente. No es fácil volver a esto después de unos añitos, menos si las cosas han cambiado. La “madredefamiliamonoparental” estresada, currante, agobiada y con ganas de máxima tranquilidad sin disponer apenas de tiempo se ha convertido en la adulta solitaria y aburrida que se distrae con los juegos absurdos que proporciona facebook. No he vuelto a casa de mi madre, aún peor: ahora convivo con una adulta solitaria con todas las manías que esto supone. No me quejo mucho… mi madre tiene pocas manías, no es pesada y no busca distracción entrometiéndose en mi vida, por ello tengo suerte, pero su malestar, su soledad, su pesimismo y sus ganas de nada en la vida me pueden y yo necesito salir corriendo de este metro cuadrado que conforma el espacio que compartimos para coger mucho mucho aire y para no vomitarle encime toda la mierda que tengo dentro, que no es poca.

Estoy atrapada en la ciudad. Ahora toca currar de lunes a viernes hasta las 16h de acompañante, chacha y canguro y tres tardes a la semana de paseo con una anciana… pero el verano en Barcelona es extraño, desierto y solitario. Recomiendo no cambiar de lugar en verano, al menos a una ciudad grande, porqué… puedes caer en un pozo de antisociabilidad y pánico a lo desconocido por no tener medios y formas, y ya de paso mencionaré que tampoco ayuda una personalidad de persona poco abierta.

Entre semana sólo puedo escapar de esta rutina aburrida y solitaria a través del vicio al ordenador, a los libros y a las pajas; y el fin de semana escapo de la pesadez rutinaria a través de las visitas al pueblo en el que he vivido infancia y adolescencia ya que por ahí tengo algunas amigas, las escapadas algún otro lugar para desconectar y también por una buena amiga que me ayuda a sentirme algo mejor. Pero es obvio que el pueblo y las viejas amigas no son de gran ayuda… el retorno al pueblo es el retorno a aquello de lo que una ha escapado. Así que para un par de días está bien, pero ya se sabe que al muy muy poco tiempo se echa de menos feminismo, bolleras, fiestas interesantes, movimiento, locura y alguien con la que sentirse afín.

Así que todo esto se traduce en: estoy hasta el coño de vivir con mi madre; Barcelona me aburre bastante ahora mismo; alcoholemia total y abstinencia sexual.
Y……..¡sí! me estoy haciendo la víctima :P

martes, 9 de agosto de 2011

Ser radiactiva y adictiva

Tu piel está hecha de papel film y envuelve una dura gelatina transparente que conforma tu musculatura. Todo tu ser es transparencia y mi visión me permite, como en muchas ocasiones, ver más de lo que desearía. Da igual lo que yo quiera o no ver porqué mis ojos no tienen la capacidad de delimitar su visión, del mismo modo que mi cabeza no tiene la capacidad de delimitar los pensamientos. Es por ello que no puedo conocerte menos mirándote menos, porqué la luz que irradias se filtra entre la comisura de mis ojos cerrados.

A pesar de toda tu masa transparente aguardas en el interior un vacío, y lo nombro vacío porqué es algo muy oscuro, quiero decir que no significa que estés vacía o que sea algo necesariamente malo, sino que es algo que para mí no tiene luz ni transparencia, no puedo verlo ni identificarlo, no sé que indica de ti.

Eres tan transparente que por momentos me parece conocerte, pero la pequeña caja negra y encerrada que tienes en tu profundidad crea en mí un gran misterio. Ante estas fascinaciones me machaco a mi misma a base de analizar algo que no puedo ver. Parece que se me salen los ojos de tanto observarte e intentar averiguarte.

Esto me obsesiona, me ciega y me enfada.

Tú, ser radiactiva y adictiva.

lunes, 1 de agosto de 2011

CIBERSEXO PREADOLESCENTE

Hace algún tiempo leí el post “Mi vida y Chat roulette” en la web de Maria Llopis y éste mes, en la muestra marrana, pude ver su corto “Chatroulette”. A raíz de esto llevo un par de días indagando en el tema y leyéndome los demás textos que tiene colgados en su blog. Hoy, leyendo una de sus reflexiones sobre el sexo virtual y el texto “El salvador de los niños”, he reflexionado sobre mis experiencias con el sexo virtual y sobre mis relaciones sexuales en la preadolescencia.

Resulta que solamente he disfrutado del cibersexo siendo menor de edad y además mis primeras relaciones sexuales han sido cibernéticas. Cuando tenía entre 11 y 12 años solía pasarme horas enfrente del ordenador chateando con mis “novios” virtuales con los que inventábamos historias sexuales que nos ponían muchísimo.

En más de una ocasión llegué a enchufar la web cam con algún desconocido, me acuerdo que siempre pedía que empezaran ellos a hacerse una paja, luego les colgaba y me iba del servidor! (claro… me daba vergüenza y miedo que me vieran a mí!).

La primera vez que intenté masturbarme (digo intenté porque fue un fracaso) fue a los 11 años, mientras nos poníamos calientes con un chico con el que solía hacer sexo virtual (sin cámaras, solo escrito). Yo le dije que estaba muy cachonda, pero que no sabía qué es lo que tenía que hacer, él me dijo: pues metete algo por el coño. Cogí un bolígrafo Bic y me lo metí, pero claro… ¡no sentí nada! Otras veces probé con un fosforescente y con el mango del cepillo del pelo (era de madera, redondo y más gordo) pero tampoco sentía nada.

Dejé el cibersexo cuando mi madre me pillo la carpeta que tenía en el ordenador llena de videos porno que me pasaba este noviete virtual. Intenté pasarle el marrón a mi hermano pero no coló. Me morí de vergüenza y con ella finalizó mi experiencia con el sexo virtual.