KAIKEN: daga de mujer guerrera
japonesa (bushi) utilizada para el suicidio femenino (jigai), epoca
Edo, Japon, S. XVI.
El harakiri, haraquiri, o
hara-kiri (腹切
o
腹切り
lit. «corte del
vientre»)
es el suicidio ritual japonés
por desentrañamiento
El harakiri era una práctica común
entre los samuráis,
que consideraban su vida como una entrega al honor de morir
gloriosamente, rechazando cualquier tipo de muerte natural. Por eso,
antes de ver su vida deshonrada por un delito o falta, recurrían con
este acto a darse
muerte. La práctica de seguir al amo en la muerte por medio del
haraquiri es conocida como oibara (追い腹
o
追腹)
o tsuifuku (追腹).
Las mujeres y el harakiri (Jigai)
Las mujeres nobles podían enfrentarse al suicidio por multitud de
causas: para no caer en manos del enemigo, para seguir en la muerte a
su marido o señor, al recibir la orden de suicidarse, etc.
Técnicamente, el suicidio de una mujer no se considera harakiri o
seppuku, sino suicidio a secas (en japonés jigai). La
principal diferencia con el harakiri es que, en lugar de abrirse el
abdomen, se practicaban un corte en el cuello, seccionándose la
arteria
carótida con una daga con hoja de doble filo llamada kaiken.
Previamente, la mujer debía atarse con una cuerda los tobillos,
muslos o rodillas, para no padecer la deshonra de morir con las
piernas abiertas al caer.
El Jigai es el equivalente femenino al
seppuku, es decir, el ritual de suicidio seguido por, en su mayoría,
sumaráis para acabar con su vida con dignidad y honor en vez de
vivirla en la vergüenza de haber perdido una batalla, por ejemplo.
Al contrario que el seppuku, el jigai se puede efectuar en
solitario, donde con un tantô se atraviesan el cuello seccionándose
la arteria carótida, es más, se suicidaban en la soledad de su
hogar mirando hacia una puerta y segura de que no la encontrarían
hasta mucho después para que cuando la encontrasen, estuviera como
si los recibiera. Las mujeres usan el obi, tanto para ocultar el
tantô, como para evitar que se desparrame alguna víscera que empañe
el estado del cadáver y quede así más elegante por que como
podréis imaginar no es de recibo que el cadáver quede en un estado
grotesco tras suicidarse, incluso se ataban las piernas con un lazo
para evitar que el cuerpo cayera con las piernas abiertas y quedara
en alguna posición poco decorosa.
Fuentes:
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