cuando los lugares ya no nos sorprenden, cuando la novedad ha dejado de tener misterio, los sentidos prueban múltiples combinaciones para intentar oler, palpar, ver, oír y/o saborear algo distinto, pero nada parece sorprenderme
ando sintiendo que mis pies encajan en pisadas ya marcadas e intento percibir la diferencia del antes y del ahora: quizá el tamaño, la forma, el color, la sensación... ¿hay algo que aporte algo nuevo?
sí, pero no es suficiente para mi
desearía que se me despertara otro sentido y poder habitar otro lugar. y mientras entiendo que empiezo a percibir otra frecuencia la impaciencia me hace ansiosa... y ¡zas! ahora entiendo, me detengo, dejo que la pausa me invada, quedo suspendida, colgada.
se trata de un giro, un cambio radical de dirección.
lunes, 15 de julio de 2013
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