domingo, 14 de agosto de 2011

Barcelona en verano

Estoy sentada en el sofá de esta casa que no me pertenece y que mezcla sentimientos de distancia, nostalgia y soledad. La convivencia no es fácil, menos las estancias cortas (espero) que surgen del retorno a un lugar. Convivo con mi madre o, mejor dicho, sobrevivo a la convivencia con ella momentáneamente. No es fácil volver a esto después de unos añitos, menos si las cosas han cambiado. La “madredefamiliamonoparental” estresada, currante, agobiada y con ganas de máxima tranquilidad sin disponer apenas de tiempo se ha convertido en la adulta solitaria y aburrida que se distrae con los juegos absurdos que proporciona facebook. No he vuelto a casa de mi madre, aún peor: ahora convivo con una adulta solitaria con todas las manías que esto supone. No me quejo mucho… mi madre tiene pocas manías, no es pesada y no busca distracción entrometiéndose en mi vida, por ello tengo suerte, pero su malestar, su soledad, su pesimismo y sus ganas de nada en la vida me pueden y yo necesito salir corriendo de este metro cuadrado que conforma el espacio que compartimos para coger mucho mucho aire y para no vomitarle encime toda la mierda que tengo dentro, que no es poca.

Estoy atrapada en la ciudad. Ahora toca currar de lunes a viernes hasta las 16h de acompañante, chacha y canguro y tres tardes a la semana de paseo con una anciana… pero el verano en Barcelona es extraño, desierto y solitario. Recomiendo no cambiar de lugar en verano, al menos a una ciudad grande, porqué… puedes caer en un pozo de antisociabilidad y pánico a lo desconocido por no tener medios y formas, y ya de paso mencionaré que tampoco ayuda una personalidad de persona poco abierta.

Entre semana sólo puedo escapar de esta rutina aburrida y solitaria a través del vicio al ordenador, a los libros y a las pajas; y el fin de semana escapo de la pesadez rutinaria a través de las visitas al pueblo en el que he vivido infancia y adolescencia ya que por ahí tengo algunas amigas, las escapadas algún otro lugar para desconectar y también por una buena amiga que me ayuda a sentirme algo mejor. Pero es obvio que el pueblo y las viejas amigas no son de gran ayuda… el retorno al pueblo es el retorno a aquello de lo que una ha escapado. Así que para un par de días está bien, pero ya se sabe que al muy muy poco tiempo se echa de menos feminismo, bolleras, fiestas interesantes, movimiento, locura y alguien con la que sentirse afín.

Así que todo esto se traduce en: estoy hasta el coño de vivir con mi madre; Barcelona me aburre bastante ahora mismo; alcoholemia total y abstinencia sexual.
Y……..¡sí! me estoy haciendo la víctima :P

2 comentarios:

Meike dijo...

Je, has conseguido expresar lo que se me pasa por la cabeza todos éstos días. Barcelona en verano está hecha para los guiris y para los corazones solitarios. Y qué coño, o te desbordan las ganas o te marchitas aquí dentro.

¡Sal y vive!

Bart Bloem dijo...

has expresado lo que me pasa por la cabeza! Justo se lo comenté a una amiga hace un par de días...esto de volver a casa por vacaciones y chocar con una realidad superhetero (viniendo de mi burbuja bollo-activista) en verano es una mierda.
Y si, yo también alterno entre internet, los libros activistas y las pajas, siempre que la no privacidad y el pulular de los padres por la casa lo permita.